Esta leyenda hindú simboliza, (tras la figura del ciervo almizclero, que posee unas glándulas que emanan un aroma muy particular e intenso), los caminos erróneos que tantas veces recorremos en búsqueda de la felicidad, una búsqueda en lo externo, perdiéndonos en senderos tortuosos y desfalleciendo en ellos, una búsqueda que culmina cuando, finalmente, comprendemos que el único camino es hacia nuestro propio interior, ese espacio del cual surgen Todas las Respuestas, un espacio de Paz y de Sabiduría..
“Hace muchos años había un ciervo que cierto día comenzó a percibir un intenso y delicioso aroma en el aire, lo percibía en todas partes; allí donde iba, el aroma lo envolvía, dulce y gratamente. "¿De dónde proviene esta deliciosa fragancia?" y una fuerza extraña le impelía a buscar, deseaba encontrar su fuente y origen. Buscó por todas partes, era imposible sustraerse de aquella fragancia, recorríó las verdes pendientes de los montes, recorrió bosques, colinas y llanos, atravesó largos caminos y siempre aquel perfume que lo embriagaba...delicioso, penetrante, dulcísimo, al cual no podía resistirse. Buscó sin descanso, día y noche, su ansiedad aumentaba cada vez más ante tan infructosa búsqueda; ansiaba conocer su procedencia, en su obsesión creciente el ciervo vivió momentos de desfallecimiento, olvidándose de comer y beber durante largos días, angustiado y desconsolado, "¿Dónde está la fuente de tan embriagador aroma?" Hasta que un día, errante y desvariado, exhausto, resbaló por una roca y cayó mortalmente herido.
Sus heridas eran dolorosas y profundas, comenzó entonces a lamer su pecho herido y en ese instante comprendió lo más increíble, aquél aroma, esa fragancia deliciosa y envolvente provenía de sí mismo, lo percibía justamente alli en su cuerpo, era su propio aroma, no había lugar donde buscar sino en su propio interior."
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